En el Mind Tricks de hoy podrás encontrar, entre otras cosas, mentiras y mansiones de Tik Tokers, los motivos más comunes por los que tomamos malas decisiones, la historia de los euro billetes y la lucha del deporte profesional contra el Covid-19.
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Coronavirus Vs Deporte
Que el Covid-19 ha cambiado muchos hábitos y negocios es algo de lo que se ha hablado constantemente desde que comenzó esta terrible pandemia. Pero hoy me voy a centrar en un sector muy concreto: el deporte profesional. Ha sido realmente interesante ver cómo las diferentes ligas han intentado seguir adelante mientras buscaban mantener la calidad de sus retransmisiones y evitaban por todos los medios no convertirse en un foco de infecciones.
Probablemente el ejemplo que se estudiará en el futuro es “The NBA Bubble”. El Covid-19 impactó de lleno en la temporada de baloncesto estadounidense y tras meses de parón, la organización ideó una manera de poder volver a jugar y retransmitir partidos oficiales: crear una burbuja.
La NBA estaba segura de que siempre y cuando pudiese reunir a todos los jugadores, entrenadores y personal del equipo en un solo lugar, con pruebas constantes que asegurasen que ninguno había sido infectado con el virus, podría preservar la salud y la seguridad de todos los involucrados. Pero para ello estaba obligada a que ninguna persona no esencial para la competición entrase en la burbuja.
Para conseguirlo buscaron un socio ideal, que en aquel momento tenía todas sus instalaciones vacías debido al Coronavirus: Disney. La compañía de Mickey presentó a la NBA la solución perfecta. No solo sus instalaciones eran lo suficientemente grandes como para albergar a todo el personal esencial de la liga y el equipo de la NBA, sino que además gracias a su seguridad podía aislarse de los alrededores con relativa facilidad.
El experimento, que como tarde terminará el próximo miércoles, ha sido todo un éxito. Prácticamente no ha habido casos de coronavirus, la liga ha mantenido su emoción y las retransmisiones han seguido adelante. La burbuja NBA ha terminado convirtiéndose en un manual de como reanudar la actividad deportiva profesional en tiempos de coronavirus y muchas otras ligas del mundo han aprendido de ello e imitado el modelo dentro de lo posible.
Pero en todo este proceso sí que ha habido un claro perdedor: los aficionados que acuden fielmente al estadio a disfrutar de los partidos. Las reuniones masivas fueron una de las primeras víctimas de la pandemia y los estadios se quedaron vacíos desde principios de año. Este hecho no sólo ha afectado a los fans, sino que las retransmisiones sin público también han sufrido.
Para paliar la falta de aficionados en los estadios, las diferentes competiciones han optado por soluciones imaginativas. La misma NBA dispuso pantallas gigantes alrededor de la cancha para que centenares de aficionados virtuales pudiesen animar a sus ídolos en directo.
Por su parte la NFL, que siempre demuestra un mimo extremo por la calidad de su producto televisivo, ha incluido sonido real de cada estadio (grabado en temporadas pasadas) en las retransmisiones. Este audio es dinámico y reacciona a las diferentes situaciones que ocurren en los partidos para intentar que se parezca lo más posible a un encuentro de verdad.
Pero la falta de fans en los estadios no solo ha tenido consecuencias en las retransmisiones. Los campos vacíos han supuesto un experimento maravilloso sobre el efecto que la masa de aficionados que acuden al estadio tiene sobre el propio juego. El investigador Carlos Cueva publicó hace un mes su estudio “Animal Spirits in the Beautiful Game”, en el que compara los resultados de partidos anteriores al Covid-19 con los partidos post pandemia de más de 30 ligas de fútbol. Carlos demuestra con su análisis como la ventaja que los equipos locales suelen tener gracias a su público se reduce cuando éste no está en el estadio.
Aunque quizá más importante que los resultados, es observar como las decisiones de los árbitros cambian con público. Cuando los fans jalean en el estadio los árbitros tienden a perjudicar al equipo visitante:le sacan más tarjetas amarillas y rojas de las que deberían. Mientras tanto el equipo local recibe menos tarjetas de las que le corresponden y además le pitan menos faltas.
Hace un tiempo hablé en Twitter sobre los efectos de la presión social de los porteros en los penaltis (se tiran a los lados más de lo que deberían porque es “la norma”) y éste es otro buen ejemplo de cómo los demás nos influyen en las decisiones que tomamos. Cuando todo el público local ruge ante una falta del equipo rival, los árbitros son más propensos a sacar una tarjeta. Una clara muestra del efecto del sesgo de conformidad y una de las pocas anécdotas divertidas que nos deja el impacto del Covid-19 en el deporte.
1) ¿Por qué algunas redes sociales triunfan y otras fracasan?
No lo voy a negar, me ha llevado mi tiempo terminar esta extensa lectura de Eugene Wei en la que desarrolla un detallado análisis de las razones por las que ciertas redes sociales tienen éxito mientras otras caen en el olvido. Pero ha sido tiempo bien invertido: Wei enlaza constantemente buenas ideas y agudas reflexiones para diseccionar la compleja mezcla de desarrollo de producto, tendencias y comportamiento humano.
“Hay varios caminos hacia el éxito para las redes sociales, pero aquellas que compiten en el eje del capital social suelen ser más misteriosas que las utilidades puras. De hecho la creación de un juego de estatus de éxito es tan misterioso que a menudo parece alquimia. Por esa razón, al emprendedor que triunfa en este espacio se le considera una especie de chamán, tal vez porque la mayoría de los inversores son hombres blancos de mediana edad que ya tienen un estatus tan alto que no tienen ni la más remota idea de por qué la gente busca un estatus virtual.”
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2) Mansiones y mentiras en Tik Tok
Como ya ocurrió con Youtube, el éxito de Tik Tok ha ocasionado la proliferación de “Mansiones de influencers”. En estas lujosas casas, creadores de contenido famosos viven juntos para aumentar su popularidad todavía más sumando sus audiencias. Pero el dinero fácil y rápido de las redes sociales también atrae a embaucadores y mentirosos. En este reportaje Rebecca Jennings cuenta la historia de varios de estos “managers” que intentan aprovechar la ola de Tik Tok creando mansiones de influencers para vivir a costa de ellas.
“A menudo Ari aconsejaba a las chicas que hicieran patrocinios no remunerados para las marcas. Les explicó que era una estrategia comercial que había aprendido de Gary Vaynerchuk llamada "Jab, jab, jab, right hook": la idea consistía en regalar tus servicios varias veces antes de llegar a un gran contrato.
“Estuve unos cinco meses viviendo en la casa. No ganamos ni un centavo”, agrega Nupur.”
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3) Causas comunes de malas decisiones
Morgan Housel (alguien que seguro que va a convertirse en un habitual de esta sección) explica en este artículo la razones más comunes por las que tomamos malas decisiones. Cada una de ellas da para otro artículo completo.
“Dejarse influenciar por las acciones de personas que están jugando a un juego diferente al tuyo. La idea de que un consejo puede ser bueno para una persona y terrible para otra rara vez es obvia. Seguir las señales y los consejos de personas con metas, habilidades y deseos diferentes a los tuyos es el camino más rápido hacia el desastre.”
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4) Amazon y los incentivos perversos
Si has leído el artículo anterior te sonara la frase “los incentivos pueden tentar a las buenas personas a traspasar los límites más allá de lo que jamás hubieran imaginado”. Uno de mis temas preferidos es cómo las políticas de incentivos acaban deformando la realidad para la que fueron creados. Ése es el caso de esta noticia sobre Amazon: la compañía favorece a los repartidores que están más cerca del almacén con más envíos, por lo que los repartidores (o incluso intermediarios) cuelgan teléfonos de los árboles cercanos al almacén para interceptar las llamadas.
“Los conductores sincronizan sus propios teléfonos con los del árbol y esperan cerca la recogida de un pedido. La razón de la extraña ubicación de los teléfonos es aprovechar su proximidad a la estación, combinada con un software que monitorea constantemente la red de envíos de Amazon, para obtener una ventaja sobre el resto de repartidores.”
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5) ¿Qué hace que dos extraños hagan click?
La sabiduría popular afirma que para que dos personas extrañas se caigan bien se tienen que parecer. Este interesante artículo de la BBC matiza esta teoría explorando las últimas investigaciones sobre el tema: más que parecerse, las personas tenemos que ver la realidad de una manera similar.
“Lo que atrae a las personas a ser amigas es que ven la misma verdad. La comparten. En una relación a largo plazo, ese sentido de realidad compartida puede convertirse en una única lente a través de la cual los compañeros filtran el mundo que les rodea.”
La historia de los euro billetes
Cuando el Banco Central Europeo tuvo que diseñar los billetes para la nueva moneda europea, se encontró con un serio problema. En aquel momento 12 países iban a adoptar el euro pero sólo iban a existir 7 tipos de billetes, por lo que era imposible colocar algo representativo de cada país dentro de ellos sin excluir a 5 miembros de la UE.
Para salir del embrollo el BCE optó por una solución diplomática: encargaron al diseñador austriaco Robert Kalina que creara unos billetes que homenajearan diferentes periodos artísticos de la arquitectura europea, pero sin ninguna característica identificable que vinculasen un billete a un país.
Kalina optó entonces por colocar un puente en cada billete. Los diseños iniciales sí eran puentes específicos, como el Rialto veneciano o el Pont de Neuilly parisino, pero posteriormente se hicieron más genéricos para complacer a todos lo países. Problema resuelto.
Pero la historia no acaba aquí. Años después la ciudad de Spijkenisse, en los países bajos, aprovechó la oportunidad que le ofrecían estos diseños para conseguir un curioso reclamo turístico. ¿Que hizo Spijkenisse? Construir todos los puentes de los billetes. Juntos. Respetando los colores.
En este vídeo de Tom Scott puedes ver algunos de ellos.
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Diseño: David Núñez