Para el último Mind Tricks del 2020 he querido hacer algo diferente y por primera vez las temáticas de la newsletter se van a quedar a un lado. En la edición navidad encontrarás los 5 mejores artículos largos que he leído en estos 12 últimos meses, fuera de los temas habituales. La idea es que dispongas de una buena cantidad de lectura interesante para olvidar un poco la rutina hasta que Mind Tricks vuelva después de las vacaciones navideñas. Además en el tema de la semana encontrarás una breve reflexión sobre el 2020 y al final un repaso de las imágenes que mejor resumen lo que ha ocurrido en 365 días que ya forman parte de nuestra historia, para bien y para mal.
Feliz navidad (dentro de lo posible) y buena entrada de año.
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Lo que ves (no) es todo lo que hay
Daniel Kahneman es, sin discusión, la persona ajena a mi entorno cercano que más ha influido en mi visión del mundo. Kahneman es un psicólogo israelí de 86 años que en 2002 ganó el premio Nobel de economía. Esto por sí solo ya le coloca en una posición única en el mundo, por dos razones principalmente: por un lado es la primera persona en ganar este premio que no se dedica profesionalmente a la economía. Por otro, Daniel reconoce que en su vida ha asistido a una clase ni curso sobre la materia y que todo lo que sabe sobre este campo lo ha aprendido de sus colaboradores.
¿Cómo consigue un psicólogo sin formación en economía y que no se dedica a ello ganar el premio Nobel en ese campo? Es una larga historia, pero puede resumirse en que Kahneman decidió investigar y comprender como las personas tomamos decisiones en el mundo real, a diferencia de la mayoría de los economistas que hasta entonces se habían centrado en explicar como deberíamos tomarlas. A pesar de sus esfuerzos, la mayoría de la gente seguíamos sin hacerles caso.
En sus investigaciones Kahneman revela una verdad obvia, pero no por ello menos importante: las personas por norma general no tenemos dentro de nuestra mente un economista racional cuando tomamos decisiones. Entender en qué nos basamos cuando decidimos era un campo poco explorado por la economía y de ahí que el trabajo de Daniel Kahneman (y su socio Amos Tversky, igual de importante o más en su desarrollo) fuese tan relevante.
Años después de ganar el Nobel, Kahneman publicaría en el libro “Thinking, Fast and Slow” las conclusiones del trabajo de toda una vida. Traducido al castellano como “Pensar rápido, pensar despacio”, es un tratado que va mucho más allá de la economía. Daniel explica a lo largo de 418 páginas cómo funciona nuestra mente y qué consecuencias tiene este funcionamiento en la forma en la que pensamos, decidimos y actuamos.
De entre los cientos de conceptos e ideas interesantes que pueden encontrarse en el libro, este 2020 no he podido quitarme de la cabeza uno de sus principales planteamientos: “Lo que ves es todo lo que hay”. Con esta frase Kahneman resume de una manera sintética la forma en la que pensamos y tomamos decisiones. Básicamente nuestra mente sólo puede tener en cuenta la información de la que dispone en cada momento (lo que vemos) e ignora todo lo que no conoce. Además tendemos a priorizar que la historia que se forma en nuestra cabeza sea coherente por encima de que sea precisa y exacta. En definitiva, se puede decir que las personas no somos conscientes de todo lo que no sabemos y que nos encantan las buenas historias.
Esta forma de pensar y decidir nos arrastra a saltar rápido a conclusiones aunque nuestra base para ello sea un conjunto de datos y hechos limitados. Es cierto que la mayoría de las veces “lo que ves es todo lo que hay” es un atajo que nos ahorra mucho esfuerzo mental de investigación. No podemos chequear constantemente toda la información disponible sobre un tema y por norma general, nuestra mente es muy capaz de acercarse a una buena solución con lo que tiene a mano. Pero también es cierto que otras veces, sobre todo en contextos nuevos y de incertidumbre, nos lleva a cometer errores.
Sin lugar a dudas, este 2020 ha sido un ejemplo de manual de “contexto nuevo y de incertidumbre” y de ahí que haya pensado muy a menudo en “lo que ves es todo lo que hay”. A lo largo de este año complejo y cambiante hemos saltado a las conclusiones demasiadas veces cuando la información de la que disponíamos era escasa y los interrogantes eran numerosos. Explicaré 2 ejemplos.
[El Covid-19 es como la gripe]
Durante las primeras semanas del año, la comparación del nuevo virus con la gripe fue habitual en muchas tertulias y conversaciones. La similitud de algunos síntomas (tos, dolor de cabeza, fiebre) llevó a muchos a igualar a las dos enfermedades. Y esta semejanza seguramente consiguió que se infravalorara el peligro del Covid, porque la gripe es una enfermedad común con la que la sociedad ha aprendido a lidiar.
Debido a que en un inicio disponíamos de muy poca información, sacamos conclusiones sobre lo que teníamos disponible. Lo mucho que se parecían ambos virus a nivel superficial logró que ese parecido se extendiese a todas sus características. Lo que veíamos era, en aquel momento, todo lo que había. Hoy sabemos que no es así y que las diferencias son importantes: por norma general la persona que tiene Covid tarda más en presentar síntomas que si tuviera gripe y puede contagiar durante más tiempo. Además el Índice de Mortalidad por Infección del Covid parece ser entre 6 y 10 veces más alto que el de la gripe.
[La locura del papel higiénico]
En los inicios del confinamiento se desató una alarma muy curiosa: la gente estaba comprando papel higiénico sin control. Los medios de comunicación señalaban que muchas personas estaban acumulando este producto básico por miedo a quedarse sin él debido al desabastecimiento y mostraban carros llenos y estantes vacíos. Este hecho fue muy comentado, memetizado e incluso llevó a debates sobre la insolidaridad de la sociedad y su egoísmo. ¿Pero, realmente era para tanto?
La realidad es que no. Un estudio del Reino Unido a 100.000 consumidores revelaba que sólo un 3% eran “acumuladores”, consumidores que estaban comprando mucho más de lo normal de determinados productos. Para ser considerado un “acumulador” debías comprar más del doble de tu compra regular de un producto. El resto, una aplastante mayoría del 97%, sólo estaba comprando lo habitual o ligeramente más.
Los estantes vacíos tenían una explicación más sencilla: el papel higiénico ocupa mucho espacio en el supermercado, por lo que hay un número limitado de unidades disponibles en los lineales y con poco que aumente su consumo, se termina enseguida. Pero de nuevo “lo que ves es todo lo que hay”. Si nos muestran carros llenos y estantes vacíos, concluimos que la sociedad se ha vuelto loca y está acumulando papel higiénico para meses. Y además en este caso sirve para construir la base de una buena historia: la gente (los demás, no yo) es egoísta y un poco idiota. ¿A quién no le gusta hablar sobre este tema estrella?
La comparación con la gripe y la locura del papel higiénico son solo dos ejemplos de cómo saltamos a conclusiones con información escasa en entornos de incertidumbre. Este 2020 ha sido el año de “lo que ves es todo lo que hay”: el Covid no afectará a España (muchos virus peligrosos nunca llegaron, este seguro que tampoco), el 5G propaga el Covid (veo más antenas, debe ser su culpa), el Covid fue creado en un laboratorio (en Wuhan hay un Instituto de Virología, está claro)…
2021 seguramente será un año de nuevas preguntas. ¿Nos tendremos que confinar de nuevo? ¿Cuándo volveremos a la normalidad? ¿Tras el virus, habrá una crisis económica profunda? Éstas y otras muchas tienen difícil respuesta. Yo por mi parte espero poder tener en mente que, para contestarlas, lo que veo ahora mismo no es todo lo que hay.
1) Cómo la ciencia venció al virus (y lo que se ha perdido en el proceso)
Sin duda alguna este año será recordado por el Covid-19 y Ed Yong es, probablemente, el periodista que mejor lo ha cubierto desde sus inicios. Sus artículos en The Atlantic componen una crónica completa de la historia de la pandemia desde el punto de vista de la ciencia, ya sea explicando su funcionamiento, sus efectos o cómo combatirlo. En su último artículo Yong explica como se ha conseguido encontrar la vacuna en tiempo récord y el logro que esto supone, pero también todo lo que se ha sacrificado para conseguirlo.
“Cuando la gente mire hacia atrás en este período, dentro de décadas, también contará historias, tanto buenas como malas, sobre este momento extraordinario para la ciencia. En el mejor de los casos, la ciencia es una marcha hacia un mayor conocimiento para la mejora de la humanidad. En el peor, es una búsqueda egoísta de mayor prestigio a costa de la verdad y el rigor. La pandemia ha puesto de relieve ambos aspectos.”
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2) La gran conspiración americana
Otro de los grandes temas del año han sido las teorías de la conspiración. Ante un evento tan disruptivo y de escala mundial como el Covid, han surgido decenas de bulos e historias falsas en torno a su origen, su contagio, las medidas para combatirlo e incluso su mera existencia. Por eso me resultó tan interesante este artículo sobre QAnon, la gran teoría de la conspiración americana que lleva años ganando decenas de miles de adeptos en Estados Unidos. Su autora, Adrienne LaFrance, disecciona esta supuesta trama secreta organizada por el "estado profundo" contra Donald Trump y sus seguidores y la utiliza como base para explicar porqué tanta gente cree en en este tipo de teorías.
“Muchas de las personas más propensas a creer en las teorías de la conspiración se ven a sí mismas como víctimas-guerreras que luchan contra fuerzas corruptas y poderosas. Comparten el odio hacia las élites dominantes. Esto ayuda a explicar por qué los ciclos de populismo y pensamiento conspirativo parecen subir y bajar al mismo tiempo. QAnon continúa una tradición de pensamiento apocalíptico que se ha extendido durante miles de años. Ofrece una polémica para empoderar a quienes se sienten a la deriva.”
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3) ¿A dónde irá todo el mundo?
Este artículo de ProPublica y The New York Times Magazine ha cambiado mi visión sobre porqué se producen las migraciones. Gracias a los grandes avances en la predicción del clima, los expertos en migración cada vez relacionan mejor las variaciones del medio ambiente con los desplazamientos masivos de población. De esta manera pueden plantear modelos migratorios para intentar descubrir que movimientos de personas sucederán en el futuro y desde y hacia donde ocurrirán, todo ello con el cambio climático como centro.
"A medida que han mirado más de cerca, los investigadores de migración han encontrado huellas sutiles del clima en casi todas partes. La sequía ayudó a empujar a muchos sirios a las ciudades antes de la guerra, empeorando las tensiones y provocando un creciente descontento; las pérdidas de cosechas llevaron al desempleo que avivó los levantamientos de la Primavera Árabe en Egipto y Libia; Incluso el Brexit fue posiblemente un efecto dominó de la afluencia de migrantes traídos a Europa por las guerras que siguieron. Y todos esos efectos estaban relacionados con el movimiento de solo 2 millones de personas. A medida que los mecanismos de la migración climática se han enfocado más claramente (escasez de alimentos, escasez de agua y calor), el potencial latente para el movimiento a gran escala parece astronómicamente mayor.”
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Dos buenas historias para terminar. La primera sobre el engaño del siglo: durante más de 50 años, los gobiernos de todo el mundo confiaron en una sola empresa para mantener en secreto las comunicaciones de sus espías, soldados y diplomáticos. La compañía era suiza, se llamaba Crypto AG y ganó millones de dólares vendiendo sus productos de cifrado a más de 120 países hasta bien entrado este siglo. Pero lo que ninguno de sus clientes supo nunca es que Crypto AG era en realidad propiedad de la CIA. La agencia de espionaje estadounidense manipulaba todos los dispositivos para poder descifrar fácilmente los códigos que usaban los países para enviar sus mensajes cifrados.
“Fue el golpe de inteligencia del siglo. Los gobiernos extranjeros estaban pagando mucho dinero a los Estados Unidos y Alemania Occidental por el privilegio de que sus comunicaciones más secretas fueran leídas por al menos dos (y posiblemente hasta cinco o seis) países extranjeros".
La segunda trata sobre uno de los robos mejor ejecutados de la historia. El 13 de enero de 2006, pasadas las 12 y media de la mañana, un grupo de ladrones entraba en una sucursal del Banco Río en Buenos Aires y tomaba varios rehenes. Después de rodear el banco y tras más de 6 horas de tensas e infructuosas negociaciones, la policía decidió entrar en el edificio para acabar con el atraco. Pero para su sorpresa (y la de toda Argentina, que seguía el robo por televisión) los ladrones ya no estaban allí. Se habían desvanecido sin dejar rastro. ¿Que había ocurrido?
“Según informó la prensa, esta misteriosa banda de ladrones que había avergonzado a la policía argentina en la televisión nacional se fugó con casi 20 millones de dólares en efectivo y numerosos objetos de valor. La policía no tenía pistas. (…) Este atraco cambió para siempre la forma en que la policía argentina responde a los robos. Ahora se preguntan si lo que está sucediendo es realmente lo que parece.”
Flashes de 2020
Un año tan extraño como éste ha dejado numerosas imágenes para el recuerdo. Desde la increíble soledad de las calles vacías de las ciudades confinadas hasta los hospitales sobrepasados por el Covid, pasando por el emocionante reencuentro de familiares tras meses aislados. El New York Times ha recopilado muchas de ellas en este reportaje que intenta resumir lo que ha sido el 2020 en el mundo. Una última mirada a un año para olvidar, pero que difícilmente podremos sacarnos de la memoria.
Gracias por leer.
Nos vemos en 2021.
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Diseño: David Núñez