Esta semana encontrarás lecturas sobre los motivos del éxito de MSCHF, la relación entre la viralidad en Internet y una bandada de pájaros, qué podemos aprender sobre las series que empeoran y la historia que ha terminado con la saga Bond en manos de Jeff Bezos. Y en mi obsesión de la semana, humo y realidad de los Agentes de IA.
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Hace 4 años le dediqué unos de los primeros Mind Tricks a MSCHF, la fábrica de ideas con sede en Brooklyn capaz de diseñar virales de manera consistente, convirtiendo algunos de sus proyectos en negocios muy rentables. Desde entonces han seguido haciéndolo sin descanso, con éxitos tan sonoros como las Big Red Boots que revolucionaron la Semana de la Moda de Nueva York en 2023. Uno de sus últimos lanzamientos (drops) es un libro llamado "Made by MSCHF", que recoge todas las obras lanzadas hasta la fecha y contiene además varios ensayos sobre el impacto cultural de su trabajo. Sean Monahan ha compartido uno de ellos en su newsletter, en el que reflexiona sobre los motivos del éxito de MSCHF.
“A diferencia de la mayoría de los artistas, que viven en un estado de paranoia constante temiendo que un especulador hunda los precios de sus obras, MSCHF ha incorporado la irracionalidad del mercado a su proceso creativo. Como si de un fondo de inversión se tratase, no paran de hacer apuestas y sobreviven gracias a las ganancias de sus mejores éxitos. (...) Internet en 2024 ya no es el lugar donde todo termina, sino el lugar donde todo empieza. Trump empezó en Twitter y luego llegó a la Casa Blanca. La imagen de Kylie Jenner se difundió en Instagram antes de ser replicada por cirujanos plásticos en todas las influencers de Estados Unidos. De igual manera, los proyectos de MSCHF parecen memes físicos enviados a través del vacío. ¿Qué son las Big Red Boots sino un viral moldeado en plástico? Estamos siendo colonizados por una realidad alternativa. Y a esa realidad la llamamos "Internet".”
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2) Viralidad y bandadas de pájaros
En Noema publican un artículo muy interesante que explica una hipótesis planteada por un grupo de investigadores, que sugiere que el comportamiento humano en las redes sociales (activismo coordinado, cascadas de información, turbas de acosadores) tiene una sorprendente similitud con el "comportamiento emergente" que se da en la naturaleza. Este comportamiento es lo que lleva a que organismos como pájaros, peces u hormigas actúen como una unidad cohesiva, sin la dirección jerárquica de un líder. La autora del artículo es Renée DiResta, experta en desinformación en redes sociales, y en él explora las consecuencias que podría tener esta teoría.
“Las conversaciones actuales sobre la reforma de la tecnología siguen centrándose en la moderación del contenido, ahora enmarcada como "libertad de expresión vs. censura": un debate simplista que no conduce a ninguna parte y que genera oleadas diarias de indignación. (...) Deberíamos recurrir al trabajo de la biología computacional y los sistemas complejos para reimaginar nuestra experiencia en redes sociales de una manera más productiva e independiente del contenido. Deberíamos reevaluar cómo las plataformas conectan a sus usuarios entre sí y qué factores determinan lo que los algoritmos de curación y recomendación introducen en nuestro campo de visión, considerando una combinación de estructura (red), contenido (retórica y connotación emocional) e incentivos que construyen las cascadas de información. Esto podría tener un impacto mucho mayor que la lucha por la moderación del contenido, para caminar hacia la construcción de un ecosistema de información más saludable.”
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3) El verdadero problema de las redes sociales
Siguiendo con las reflexiones sobre el preocupante estado actual de las redes sociales (probablemente el tema sobre el más leo últimamente), Henry Farrell escribe en su newsletter acerca de un nuevo punto de vista sobre el problema. Henry argumenta que estamos enfocando de manera incorrecta lo que ocurre, y que la principal preocupación no debería ser la desinformación a nivel individual. Para él, el problema fundamental es que las redes sociales están creando grandes grupos de personas con interpretaciones colectivas de la realidad totalmente deformadas.
“Las tecnologías a través de las cuales vemos la opinión del pueblo moldean cómo la entendemos. (...) Los problemas resultantes no son principalmente problemas de desinformación, aunque ésta desempeña un papel relevante. El problema surge cuando grandes áreas de la esfera pública son propiedad exclusiva de aspirantes a Dioses. Elon Musk es el dueño absoluto de X/Twitter. Mark Zuckerberg controla Meta mediante un sistema en el que es director ejecutivo, presidente y accionista mayoritario, todo a la vez. Lo que debería ser un fenómeno colectivo, la "voz del pueblo", está en realidad en manos privadas, siendo moldeado por dos individuos extremadamente poderosos. (...) ¿Puede funcionar la democracia si un par de hombres sumamente atípicos ejercen un control efectivo sobre grandes segmentos del espacio público? ¿Cómo se puede limitar o contrarrestar ese control y es siquiera posible?”
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4) ¿Qué podemos aprender de las series que empeoran?
Daniel Parris tiene la fantástica habilidad de extraer datos poco comunes y con ellos contar historias sorprendentes. En una de sus últimas newsletter escribe sobre la tendencia de las series de televisión a disminuir su calidad según avanzan las temporadas. Para ello ha analizado las calificaciones en IMDB de centenares de series para localizar el momento en el que las series comienzan a empeorar. Y lo ha encontrado: este punto de inflexión suele ocurrir entre la temporada 5 y la 6, donde las notas de cada episodio tienden a ser cada vez más bajas hasta que la serie se termina o se cancela. Daniel explica además porqué, a pesar de esta progresiva decadencia, nos cuesta tanto abandonar una serie cuando llevamos mucho tiempo viéndola.
“Los seres humanos somos reacios a renunciar a algo una vez que ha demostrado tener valor. Aunque parezca increíble, este sesgo no es exclusivo de nuestra especie. En un estudio de 2018 publicado en Science, un grupo de investigadores diseñó tareas de búsqueda de alimento para examinar la toma de decisiones en ratones, ratas y humanos. El estudio descubrió que las tres especies mostraron tendencias similares a los costes hundidos, persistiendo en la acción elegida basándose en la inversión de tiempo previa, incluso cuando dicha tarea ya no les proporcionaba recompensa. Asimismo, un estudio de 2012 con palomas demostró una tendencia similar, ya que las aves continuaron con rutinas familiares incluso después de que esos comportamientos dejasen de generar beneficios. A muchos animales, incluidos los humanos, nos cuesta evaluar los resultados futuros sin vernos influenciados por las decisiones pasadas una vez hemos asumido un compromiso.”
Barbara Broccoli y Michael G. Wilson han sido durante 30 años los gestores de la marca James Bond, desde que la heredaron de su padre en 1995. La actriz (y chica Bond) Halle Berry dice de ellos que son el corazón y el alma de la franquicia. Sin duda, hay que reconocerles que son los responsables de convertirla en una máquina de hacer dinero: las últimas cinco películas protagonizadas por Daniel Craig han sido las más rentables en la historia de la saga, recaudando cada una más de 500 millones de dólares y una de ellas (Skyfall) convirtiéndose en la primera película de Bond en recaudar más de mil millones de dólares. Por eso ha sorprendido tanto al mundo del cine que, tras tanto tiempo al mando, hayan decidido recientemente vender el control creativo de la franquicia a Amazon por mil millones de dólares. En Hollywood Reporter indagan en la historia, aportando detalles muy interesantes.
“En diciembre, un mes después de que Broccoli y Wilson recibieran el premio Thalberg, el Wall Street Journal publicó un artículo que detallaba la tensa relación entre Amazon y los Broccoli, en el que se citaba a Barbara diciendo a sus amigos que los ejecutivos de Amazon eran "unos idiotas". Como era de esperar, esas palabras no le sentaron bien al director ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos. “Leyó su cita en el Journal, llamó por teléfono y dijo: Me da igual lo que cueste, deshazte de ella'", así describe una fuente lo que sucedió después.”
Agentes de IA, humo y realidad
Estos días un nuevo terremoto ha sacudido el mundo de la Inteligencia Artificial. Si bien no ha sido de la magnitud de DeepSeek, sí que ha causado suficiente revuelo para que las redes sociales y los medios especializados en tecnología se hagan mucho eco de ello. Todo ha comenzado con un vídeo donde Yichao “Peak” Ji, científico jefe de Manus AI, nos presenta el potencial de su “Agente de Inteligencia Artificial”.
Según sus propias palabras, Manus es un agente de IA que conecta mente y acción: no sólo piensa, sino que también genera resultados. En el vídeo puedes ver algunos ejemplos de su funcionamiento y en su web hay varios casos de estudio a modo de demostración, y la verdad es que la primera impresión es espectacular.
Manus no es un modelo en sí mismo, sino un conjunto de modelos construidos sobre Claude 3.5 Sonnet de Anthropic y versiones mejoradas de los modelos Qwen de Alibaba. Para funcionar se integra con 29 herramientas y software de código abierto, lo que le permite navegar por la web, interactuar con aplicaciones, ejecutar scripts e incluso desarrollar software de forma independiente.
Pero no es oro todo lo que reluce. En TechCrunch han podido probarlo (solo puede hacerse por invitación privada) y no han quedado muy convencidos: se les ha colgado varias veces, ha generado numerosos errores y ha tardado mucho tiempo en dar respuestas. En el artículo recogen también varias declaraciones de otras personas que han tenido problemas similares.
Además de estas malas experiencias con la herramienta, hay varios indicios que levantan sospechas: un único vídeo en su canal de Youtube como presentación, pocas explicaciones sobre el funcionamiento real de Manus, escasas invitaciones para probarlo y serias dudas sobre quién está realmente detrás de este proyecto (algunos informes dicen que se trata de una start-up llamada Monica.im, otros de una empresa llamada Butterfly Effect).
Todo ello parece indicar que Manus está más cerca de ser un “prototipo”, que de algo que pueda utilizarse ahora mismo. Pero una cosa es cierta: su presentación sirve para tangibilizar qué podremos esperar en el futuro de un Agente de IA.
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