En la última newsletter de mayo avisé de que Mind Tricks se tomaría “unos días de descanso”. Como muchos habéis notado, esos días se han transformado en mes y medio de ausencia. Viajes, cumpleaños y un ritmo bastante intenso de trabajo me han alejado de la newsletter más tiempo del que me hubiera gustado, pero ya estoy de vuelta. Y, casualidades de la vida, he elegido un momento idóneo para volver: cuando el culebrón de Elon Musk en Twitter nos regala otro fantástico capítulo.
Por otro lado, estas semanas me han servido para recopilar y acumular buenas lecturas y en esta newsletter encontrarás algunas de ellas: artículos sobre las malas prácticas de Uber, amigos imaginarios en el mundo del marketing, el mito de la muerte de la publicidad y los #GentleMinions. Y en mi obsesión de la semana, Showtime en la era del contenido.
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A enemigo que huye…
En anteriores capítulos de la serie “Elon Musk Vs Twitter” habíamos visto como una sugerente oferta de compra podría dar un giro inesperado y como finalmente el dueño de Tesla comenzaba a rocíar de gasolina el acuerdo que acababa de firmar unas semanas antes. Durante este último mes, Elon ha encendido la mecha y todo ha saltado por los aires.
El 8 de julio el abogado de Musk, Mike Ringler, declaraba oficialmente por medio de una carta en su nombre que el trato con Twitter estaba muerto. ¿Los motivos? Según sus propias palabras:
“Twitter no ha cumplido con sus obligaciones contractuales ya que no ha proporcionado a Musk información clave que ha solicitado sobre el negocio. Twitter no ha conseguido o se ha negado a proporcionar esta información: algunas veces ha ignorado las solicitudes del Sr. Musk, otras las ha rechazado por razones injustificadas y otras ha afirmado cumplir mientras le daba al Sr. Musk información incompleta o inutilizable”. Mike Ringler
En realidad, lo que hay detrás de estas declaraciones de Ringler es que Elon Musk cree que Twitter miente sobre la cantidad de cuentas falsas que hay en la plataforma y, según su criterio, no ha proporcionado información suficiente para demostrar que la compañía dice la verdad cuando afirma que aproximadamente el 5% de las cuentas son falsas o spam. Éste es el resumen del punto de vista de Elon: Twitter miente sobre las cuentas falsas (hay muchas más de las que dicen sus datos) y por eso no me ha dado la información suficiente para poder comprobar qué pasa en realidad. Esto inclumple ciertos puntos de nuestro acuerdo, así que adiós muy buenas.
El punto de vista de Twitter es, obviamente, radicalmente diferente.
El pasado martes la red social demandaba oficialmente a Elon Musk en la corte de Delaware, principalmente por una razón:
“Musk se niega a cumplir sus obligaciones con Twitter y sus accionistas porque el acuerdo que firmó ya no sirve a sus intereses personales. Después de haber montado un espectáculo público para poner a Twitter en juego, y de haber propuesto y luego firmado un acuerdo de fusión favorable al vendedor, Musk aparentemente cree que él, a diferencia de cualquier otra parte sujeta a la ley de contratos de Delaware, es libre de cambiar de opinión, destrozar la empresa que quiere comprar, interrumpir sus operaciones, destruir el valor de los accionistas y marcharse.” Demanda de Twitter contra Elon Musk
Como ves, el equipo legal de Twitter no se corta en la demanda y es todo lo explícito que puede a la hora de describir el comportamiento reciente de Musk. Y algo de razón tienen: Elon ha convertido esta compra en un espectáculo público emitido a través de su perfil de Twitter, donde se ha divertido junto a sus cientos de millones de seguidores criticando con memes y comentarios mordaces a la compañía, sus empleados, su funcionamiento y finalmente poniendo en duda la información sobre sus resultados. Y sí, la demanda incluye el emoji “💩” con el que Musk respondió en Twitter al actual CEO de la red social.
Pero más allá del comportamiento del dueño de Tesla, que a todas luces no es el más adecuado para que un acuerdo de adquisición discurra por buen camino, los abogados de Twitter explican los motivos por los que creen que realmente Elon busca romper su compromiso y desmontan su excusa de los bots:
“La estrategia de salida de Musk es un alarde de hipocresía. Una de las principales razones que Musk citó el 31 de marzo de 2022 para querer comprar Twitter fue deshacerse del "Crypto spam" que consideraba una "gran plaga en la experiencia del usuario". Musk dijo que necesitaba privatizar la empresa porque, según él, eliminar el spam sería comercialmente poco práctico. En su comunicado de prensa anunciando el acuerdo el 25 de abril de 2022, Musk afirmó que su objetivo como nuevo dueño sería "derrotar a los bots de spam". Pero cuando el mercado bursátil comenzó a caer y el acuerdo comenzó a volverse menos atractivo, Musk cambió su narrativa y de repente exigió una "verificación" de que el spam no era un problema grave en Twitter e insistió en la necesidad imperiosa de llevar a cabo una "investigación" a la que había renunciado expresamente con anterioridad.”
Demanda de Twitter contra Elon Musk
Lo que cuentan aquí los abogados de Twitter es cierto: Elon compró Twitter con la intención de acabar con los bots y el spam, y lo sabemos porque no paró de repetirlo en Twitter durante semanas. Pero por otro lado, al firmar el acuerdo se negó a realizar una investigación seria sobre el tema, seguramente para acelerar el proceso y porque en aquel momento no debía parecerle tan importante. El problema es que con el paso del tiempo y la enorme caída de la bolsa, pagar 54 dólares por cada acción de Twitter comenzó a parecer un muy mal trato (ahora valen menos de 37$). Más aún teniendo en cuenta que las acciones de Tesla, con las que Musk iba a financiar gran parte de la compra, también cayeron significativamente.
Es entonces cuando Musk comienza a interesarse repentinamente por el tema de los bots, a pedir una cantidad absurdamente grande de información a Twitter sobre el tema y a asegurar (sin ninguna prueba más allá de su propia experiencia como usuario) que todo lo que la red social afirma sobre la cantidad de bots es mentira. Como bien señala Matt Levine en su análisis, el motivo de estas peticiones no era precisamente “ayudar a cerrar el acuerdo”.
“El propósito de estas solicitudes ciertamente no era trabajar para el cierre de la fusión, que era la única razón por la que Musk podía exigir información. Ni siquiera era realmente entender cuántos bots de spam tiene Twitter. El propósito de estas solicitudes era ser tan irrazonable (pedir tanta información e información sensible de la competencia y de los usuarios que Twitter no podía brindarle a Musk) que Twitter estuviese obligado a decir que no, y así luego Musk podría decir “ajá, no me diste la información que te pedí, puedo irme”. Esto se nota porque Musk ignoró toda la información que Twitter sí le había dado.”
En definitiva, Musk ha intentado construir un caso legal para poder salir del acuerdo sin pagar un dólar a Twitter, pero el haber convertido este intento de compra en un espectáculo no le ayuda mucho a parecer creíble en sus argumentos. Sobre todo porque es increíblemente fácil encontrar en internet declaraciones suyas que contradicen su posición actual y, por otro lado, porque Twitter ha sido precavido viendo lo que se le venía encima y parece estar preparado para la lucha en los juzgados.
El principal problema para Twitter es que casi cualquier resultado de este proceso es malo para la red social. Al leer la demanda resulta obvia la “mala fe” de Musk para intentar salirse de este trato, pero ¿Realmente un juez va a ser capaz de obligar a Musk a comprar una compañía que claramente ya no quiere por la brutal cantidad de 44.000 millones de dólares? ¿De verdad es la mejor solución para Twitter que su nuevo jefe sea una persona que se ha convertido en el principal enemigo de los empleados de la red social, gracias a las críticas y las faltas de respeto constantes hacia su trabajo?
Y en el caso de que los jueces decidan a favor de Musk y éste se vaya de rositas, el daño a la imagen de la compañía y al bolsillo de los accionistas será brutal, además de que la moral dentro de Twitter quedará por los suelos, incluso peor que ahora mismo.
Seguramente la mejor solución posible a todo este lío es que ambas partes lleguen a un acuerdo: que Elon se comprometa a pagar significativamente más que la multa establecida por romper el trato (1.000 millones de dólares) debido al daño causado a Twitter, pero que finalmente la red social siga su camino sin él. Básicamente, poner toda la plata posible en el puente del enemigo que huye.
El escándalo de la semana en el mundo tecnológico llega de la mano de The Guardian y sus “Uber Files”: una filtración de más de 120.000 documentos confidenciales de la compañía que revelan una larga lista de malas prácticas entre 2013 y 2017. Desde engañar a la policía hasta incumplir directamente las leyes y presionar secretamente a los gobiernos de diferentes países, pasando por explotar la violencia contra sus conductores para conseguir sus objetivos de negocio. Y las revelaciones aún no han terminado.
“Los datos muestran cómo Uber trató de conseguir apoyo cortejando discretamente a primeros ministros, presidentes, multimillonarios, oligarcas y personas influyentes de los medios. Los mensajes filtrados sugieren además que los ejecutivos de Uber conocían perfectamente la violación de la ley por parte de la compañía, con un ejecutivo bromeando que se habían convertido en "piratas" y otro admitiendo: "Simplemente somos jodidamente ilegales".
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Victor Iturrioz escribe en su blog acerca de las “Buyer Persona”, los perfiles que se elaboran en el mundo del marketing y la comunicación para entender mejor quien es el cliente de una marca. Como toda herramienta, no es buena ni mala per se: depende de cómo se utilice. Y la realidad es que muchas veces los “Buyer Persona” acaban siendo perfiles de clientes totalmente alejados de la realidad, nacidos más de la opinión que de la investigación y por ello sesgados por nuestra limitada visión del mundo.
“Cuando construimos un “Buyer Persona”, generalmente mostramos estereotipos, privados de los defectos y carencias comunes que inevitablemente tienen las personas reales. Rara vez nos sumergimos en las "cosas feas" que obviamente existen en la sociedad. (...) Normalmente los “Buyer Persona” se comparten y validan con el cliente, y nadie quiere escuchar que está trabajando para complacer o interactuar con cierto tipo de personas. (...) Tendemos a crear versiones Alpha de los clientes perfectos que podemos imaginar.”
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3) El mito de la muerte de la publicidad
Cada cierto tiempo algún gurú o medio especializado publica un artículo titulado “la publicidad ha muerto”. Casi siempre los motivos suelen encajar en el argumento de que “todo ha cambiado y nada de lo que funcionaba hasta ahora es válido ya”. Tom Roach escribe en Marketing Week porqué el mito de la muerte de la publicidad es tan persistente y porque constantemente se equivoca.
“Cuando analizas una visión histórica más amplia de la publicidad queda claro que, a pesar de los altibajos y de los nuevos canales que surgen y de que los existentes evolucionan, la publicidad como porcentaje del PIB siempre tiende a permanecer constante a lo largo del tiempo. Durante décadas, la inversión publicitaria ha rondado el 1% del PIB en los EE. UU. Su crecimiento refleja el crecimiento de la economía. Es básicamente una constante histórica. Donde haya ojos, habrá publicidad.”
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Este artículo de Peter Kafka explora la influencia que Tik Tok está ejerciendo sobre los medios y las compañías tecnológicas en Estados Unidos. A medida que su volumen de usuarios se dispara y su tiempo de uso aumenta, tanto unos como otros están modificando su estrategia para recuperar una parte de toda la atención que están perdiendo a manos de la plataforma china.
“Los medios se han dado cuenta de que cualquier cosa que atraiga tanta atención es un buen lugar para anunciar sus productos y de momento pueden hacerlo gratis. (...) Por el momento Tik Tok espera que los medios actúen como sus usuarios, brindándoles contenido que pueda usar para entretener a otros usuarios. Aún así, no está claro si las empresas de entretenimiento que publican contenido gratuito en TikTok se están ayudando a sí mismas o están realmente ayudando a TikTok.”
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5) El doble filo de la cultura del meme
#GentleMinions ha sido uno de los memes más sorprendentes y divertidos de los últimos meses. Básicamente grupos de jóvenes se han organizado para vestirse con traje y corbata, llevar plátanos metidos en los bolsillos, ir a ver juntos al cine la última película de la saga de Gru y sus Minions y subirlo a Tik Tok. Esta tendencia se convirtió en viral a nivel mundial en la plataforma y seguramente ha contribuido significativamente a convertir a la película en el mejor estreno de toda la franquicia: de hecho ha entrado en el top 10 de películas con más recaudación del año. Slate habla sobre ello aquí, y explica porqué la cultura del meme puede beneficiar a un producto cultural, pero también hundirlo.
“La última vez que una película se convirtió en un meme este año, no le fue muy bien. Morbius debutó en abril, recaudando menos de 40 millones en el primer fin de semana. La película se convirtió en el blanco de una enorme oleada de bromas en internet (...) El contenido de los memes sobre Morbius giraba en torno a no ver la película. Pero en junio Sony, interpretando mal el chiste e intentando aprovecharse del meme con poco tacto, volvió a estrenar Morbius en 1.000 cines de Estados Unidos, sufriendo un fracaso aún mayor. (...) Al parecer, una de las claves para crecer en audiencia gracias a los memes sobre tu producto es dejar que siga siendo un fenómeno orgánico.”
Showtime en la era del contenido
A no ser que hayas estado muy alejado de las redes sociales durante este último mes, seguramente te hayas enterado de que Ibai Llanos ha llevado a cabo su segunda velada de Boxeo en Twitch. Más allá de que ha batido todos los récords históricos de audiencia de la plataforma (3.3 millones de usuarios de pico, con una media de 2.4 millones de usuarios en un evento de casi 6 horas), este evento supuso otro paso más en la escalada de calidad de su contenido. La producción no tuvo nada que envidiar a un combate profesional.
Un par de semanas antes, el youtuber estadounidense Mr Beast subía a su canal uno de sus vídeos más espectaculares: un concurso en el que ha reproducido la fábrica de Willy Wonka en la vida real.
El Showtime lleva ya un tiempo llegando a las plataformas digitales y, con estos dos gigantes como referentes, la audiencia está dándose cuenta de que este tipo de contenido es posible fuera de la televisión, los servicios de streaming o el cine.
Dejo por aquí los Mind Tricks que les he dedicado a ambos, por si no los has leído.
Jimmy Donaldson, la bestia de Youtube
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Diseño: David Núñez